Por César J. Pérez Lizasuain*
La consideración sobre los candidatos y candidatas a puestos electivos no solamente debe pasar por la evaluación de sus propuestas concretas o por la posición ideológica que asumen en el tradicional espectro derecha-centro-izquierda. Como lo ha demostrado la campaña electoral en Estados Unidos, sobre todo lo visto en la contienda primarista entre Hillary Clinton y Bernie Sanders, también será importante que el elector evalúe los intereses y las entidades que respaldan las diversas candidaturas políticas. Hay que entender que dependiendo de ese “tras bastidor” político, se cimientan las fidelidades y compromisos de cada candidato.
En el caso preciso de la candidata independiente a la gobernación de Puerto Rico, Alexandra Lúgaro, me parece fundamental que evaluemos el fenómeno en dos vertientes: 1) en aquellos intereses y entidades que se encuentran detrás de su candidatura; y 2) aquellas subjetividades e imaginarios sociales a las que la candidata ha apelado.
Detrás del telón
En el primer caso, lo cierto es que no ha estado muy claro quién o qué estructura sostiene la campaña de la Lcda. Lúgaro. Hace unos meses, la propia Lúgaro admitió que su campaña es coordinada por una compañía estadounidense con el nombre de Mercury, LLC, cuya sede se encuentra en la ciudad de Sacramento, California. En esa ocasión la candidata no ofreció mayores detalles. Tan reciente como esta semana, Diálogo ha revelado que dicha compañía mantiene una relación cercana con las bases más conservadoras del establishment del Partido Republicano de Estados Unidos. También refleja que Mercury ha defendido algunas causas muy polémicas en jurisdicciones tan diversas como Uganda en el 2014 así como también en el estado de Michigan a inicios este año 2016.
En el caso de Uganda, Mercury se encargó de la estrategia mediática en Estados Unidos para defender una controversial ley anti-LGBTT aprobada en ese país africano. La pieza legislativa condenaba a cadena perpetua a aquellas parejas que sostuvieran una relación homosexual. Versiones previas de esa legislación incluso incluían la pena de muerte para las personas acusadas de ser homosexuales. Para cumplir con este propósito, la compañía firmó un contrato con el gobierno de Uganda valorado en 600 mil dólares. Por si fuera poco, en el 2016 Mercury fue contratada por el gobernador republicano de Michigan, Rick Snyder, para mitigar el daño mediático que provocó la contaminación del agua con plomo en la ciudad de Flint, Michigan. Flint es una ciudad mayoritariamente negra y una de las jurisdicciones más deprimidas económicamente en los Estados Unidos. La contaminación se dio tras la decisión del gobierno, y del equivalente a una Junta de Control Fiscal, de cambiar los suministros de agua potable de la ciudad utilizando un criterio exclusivamente económico y no salubrista.
Viendo el perfil ejecutivo de esta firma estadounidense, se revela que uno de sus socios principales lo es el cabildero Vin Weber. Weber es un ex congresista republicano y asesor de la campaña presidencial de George W. Bush y Dick Cheney en el 2004. Además, es consultor en el área de manejo de crisis de Mercury y se ha confirmado que es un cabildero con acceso directo al presidente de la Cámara de Representantes, el neoconservador Paul Ryan. Como sabemos, Ryan fue un elemento clave en la aprobación de PROMESA que terminó imponiendo una Junta de Control Fiscal sobre Puerto Rico. Además, Mercury no es ajeno a Puerto Rico y ha buscado la manera de entrar al mercado puertorriqueño. En el 2011 la empresa participó, teniendo a Fernando Ferrer como su socio-representante, en el foro titulado Economic Avenues of Economic Development in the Caribbean and New York, que fue celebrado en el Hotel Intercontinental de Isla Verde.
La relación de Lúgaro con Mercury pone en duda su buen juicio y plantea unas serias interrogantes sobre los intereses y entidades a los que se debe la candidata independiente. Dicho esto, se imponen varias preguntas que la candidata debe aclarar: ¿Qué intereses o tipos de negocio pretende Mercury establecer en Puerto Rico? Dada la experiencia de Mercury en Flint, Michigan, en donde hay una Junta de Emergencia Fiscal, y siendo Vin Weber el especialista en el manejo de “casos de emergencia” de esta empresa, ¿Es Lúgaro el pretexto para que Mercury entre al mercado puertorriqueño y así poder “competir” por los 400 millones de dólares que tiene PROMESA para repartir? ¿Explica la relación de Lúgaro con Mercury su plataforma neoliberal y postura “soft” y complaciente hacia la Junta de Control Fiscal?
El “management” de los imaginarios
Si en algo ha sido efectiva la candidata Lúgaro es en el manejo del imaginario político que ha parido la crisis económica en los últimos 10 años. Al igual que Donald Trump en los Estados Unidos, Lúgaro ha sido capaz de “administrar” un imaginario social que busca darle significado a la crisis y señalar a aquellos sujetos responsables de la misma. En el caso del candidato republicano, éste ha manejado exitosamente un imaginario que ha encontrado en los negros, latinos, mexicanos y musulmanes el “enemigo público” que, para buena parte de la población estadounidense, se piensa responsable de la crisis. En el caso puertorriqueño, el imaginario que ha manejado Lúgaro plantea, de igual modo, una especie de “enemigo público” causante de nuestra crisis: el empleado público, el trabajador con derechos, los maestros de escuela pública, la Universidad de Puerto Rico y los sindicatos.
Por eso la candidata, en una especie de narcisismo político y mediático, se presenta como a-política y explota su imagen como empresaria, especialista del “management” y de la administración económica. Lúgaro, de esta forma, no representa un éxodo o alternativa para canalizar la indignación política que comienza hacerse sentir en nuestro país. En todo caso, Lúgaro es recipiente de una incipiente racionalidad neoliberal (por eso el apoyo significativo de la primera generación, la millennial, que nació y ha sido criada plenamente bajo los postulados neoliberales). Esa razón neoliberal, propia de un culto al individualismo extremo, niega las potencialidades alternativas de la política y la suplanta por una racionalidad del “management” que sostiene que la sociedad debe asumir – como diría Maurizio Lazzarato – “…los costos y los riesgos de la catástrofe económica y financiera” que supuestamente hemos provocado la gente común.
La aparición de lo nuevo se encuentra supeditado a la formación de una nueva subjetivdad, de una nueva verdad política. Ese sigue siendo nuestro mayor reto. Lúgaro no ha inventado la rueda, solamente ha revuelto el mismo lodo que ha criticado y, que de paso, le dio vida. Alrededor de ella no hay nueva subjetividad, sino el “management” de un imaginario muy conservador y anti-político.
*Doctor en Sociología Jurídica.
**La imagen fue obtenida de: http://www.planetakike.com/index.php/component/tags/tag/21-lugaro